me debes una

Por un momento me habia olvidado de que existias, me habia olvidado de todo el daño que me habias hecho, ha sido la primera vez en mucho tiempo que no te he buscado por tu calle, que la verdad estaba tan ocupada en mis pensamientos que se me han olvidado por una milesima de segundo todas las promesas que me habias hecho.
Si, estoy feliz, pero a la vez me da la sensacion de que te he traicionado, yo que te juré que pasara lo que pasara nunca me olvidaria de ti, yo que te he perdonado todo, te di segundas oportunidades e incluso terceras cuando hasta tu mismo sabias que no te las merecias. Tu, te convertiste en mi mayor preocupacion, y al final acabaste siendo mi mayor problema, y luego un adios, nos veremos pronto y nunca mas se volvio a saber de ti. Pero, creo que me debes una, asique te voy a pedir una ultima cosa, por favor, te lo ruego, no vuelvas nunca más.

voy a actuar sin pensar

-Tenemos un problema ¡admitámoslo!, el se gira preocupado sin saber que sucede pero dejándola terminar alegremente.

- Sí, tenemos un problema, pero no solo nosotros, si no toda la humanidad, tenemos un miedo terrible a decir dos palabras que pronunciadas por separado ya dan miedo pero juntas es como si estallara una tormenta encima de nuestros corazones. Tenemos miedo, mucho miedo y esto me hace sentirme mal, porque como alguien dijo una vez, vivimos en un mundo en el que nos escondemos para hacer el amor pero la violencia se practica en plena calle, y lleva razón, esto no puede seguir así. ¿Sabes qué? Te voy a decir que te quiero todos los días a todas horas, te voy a decir que te quiero ahora, dentro de cinco minutos, antes de hacer el amor, después de hacer el amor, antes de desayunar, después de comer, antes de acostarme, te escribiré notitas en clase, y será lo primero que te diga cuando te llame por teléfono, te quiero, te quiero, te quiero.

Excusas.

Lo tiene todo muy claro o eso aparenta. Ha marcado su meta y está empezando a descubrir que tiene que dejar cosas por el camino para poder alcanzarla. Tiene que abandonar cosas de las que nunca pensó que sería capaz. Y toma decisiones que no sabe lo que van a marcar su vida. Y un día sin venir a cuento decide acabar con su historia, sin saber lo que se arrepentiría… No entendía nada, pero en un momento y animado por un impulso de liberación, la dejó ahí tirada en el suelo sin darle ninguna explicación. La abrazó sinceramente, respirando el perfume de su pelo por última vez y le susurro que nunca la olvidaría. Se levanto así y empezó a caminar sin mirar atrás mientras las lágrimas le resbalaban por las mejillas. Y se fue. Se fue dejandola así, tirada en el suelo y sin ningún tipo de explicación, no porque no la mereciera, sino simplemente por que no tenia ninguna excusa para haber hecho lo que acababa de hacer.

juguemos a ser mayores

Juguemos a vestirnos de princesas, juguemos a buscar a nuestro príncipe azul por todas las esquinas, juguemos a crecer y a querer ponernos la ropa de mamá, juguemos a querer negociar nuestra hora de llegada a casa y a comprarnos los tacones más altos que veamos en la tienda, juguemos a pasarnos noches sin dormir y a estar una tarde entera enganchada al teléfono, juguemos a disminuir las horas de estudio para aumentar las horas de diversión, juguemos a beber y a desesperarnos delante de los problemas de física, juguemos a escaparnos un sábado a las 5:30 de la mañana a tu casa, juguemos a besarnos, juguemos a reírnos, juguemos a mirarnos y poco a poco, habrá llegado el momento de dejar el juego para empezar a querernos.

que NO te quiero

Daffodil.

- Siempre consigues lo que quieres… ¿Cómo lo haces?

- Basta con desearlo

- Parece fácil..

- No lo es. Querer es sencillo. Se quiere con la cabeza y se pide por la boca. Pero desear es mucho más que eso. Un deseo se tiene desde simpre y se pide desde dentro, nunca por la boca porque nadie te lo puede dar, solo lo puedes conseguir tú. Un deseo no es una vela de tarta de cumpleaños que puedes soplar, no desaparece hasta que no lo consigues. Los deseos no se cumplen por pedirlos en voz baja antes de soplar la flor de un diente de león o por tirar monedas a una fuente, se cumplen porque haces lo que sea por conseguirlo, cualquier cosa.

Fuego con fuego.

No, yo no voy a perseguirte, ni a mostrar el minímo interes por ti. ¿Sabes por qué? Porque estoy cansada, harta de esperar. No quieres, muy bien. Entonces apliquemos la regla por excelencia: fuego con fuego. Puede parecer excesivo, incluso drástico, pero es tan simple como pagar con la misma moneda. Indiferencia con indeferencia. Sé que no va a ser fácil, pero no me importa. Acabo de cerrar con llave el cajón de tus recuerdos. Si, lo he cerrado. Y creeme, no tengo la menor incención de volver a abrirlo.