mr.snake

Fue encontrado en nuestra mágica habitación de la ciudad eterna, junto a un par de rosas secas, un viejo diario que contaba la siguiente historia: "Una inocente doncella, enamorada del príncipe al que servía, harta de satisfacer todos sus deseos y necesidades, tomó la difícil decisión de no volver a arrastrarse por ningún otro príncipe que no se ganara su amor, sus sonrisas y sus palabras bonitas."

domingo, 30 de enero de 2011

Biarritz.

Ella, con la tabla bajo el brazo se acerca a la orilla. Da un paso más y una ola solitaria le roza los dedos de los pies. El agua esta fria, se estremece, pero no duda, y un segundo más tarde se encuentra remando mar adentro. Es un día soleado, raro de encontrar en un mes de enero, pero la playa esta vacía. Nada un poco más, hasta que considera que esta lo suficientemente alejada de la playa. Se sienta en la tabla y con las yemas de los dedos acaricia la superficie. Se queda así un rato esperando a las olas que habian prometido, pero no llegan, el mar pocos días lo había visto tan tranquilo. En vista de no tener mucho que hacer y las pocas ganas que tenia de salir de allí y de enfrentarse de nuevo al mundo, se tumba en la tabla intentando aprovechar los rayos de sol que llegaban y que tanto echaba de menos. Sabia que no podria estar mucho tiempo así, que se estaba haciendo tarde, pero no queria estar en ningún otro sitio que encima de una tabla de surf en medio del mar dormido de una playa solitaria. Queria quedarse allí para siempre, sin pensar en nada y sin que nadie la molestase. Ella y el mar, y por supuesto, el sol.
Pero la tranquilidad poco duró. Abrió los ojos de golpe cuando oyó que alguien gritaba su nombre desde la arena, se incorporó y lo vió perfectamente. A él y a su tabla. Todo de lo que habia estado huyendo se encontraba a escasos metros de ella, y solo queria escapar de ese paraiso que se habia convertido en su pesadilla.


sábado, 29 de enero de 2011

Heroína

Destroza tu vida si quieres, pero con la mía no vuelvas a jugar. Fúmate todos tus recuerdos poco a poco en forma de porros, bébete a los pocos amigos que te quedaban y salta por todas las camas de las chicas que te admiraban. Prueba la cocaína y engánchate, veras que fantástico es todo y lo muy solo que te sentirás al volver. Huye, escóndete debajo de tu cama, no vuelvas a salir hasta que no te veas capaz, no afrontes tus problemas, ni tus adicciones. Y juega con todas las sustancias que te falten por probar, saboréalas, y no te olvides entre conversación y conversación con algún fantasmita de algún color insospechable que cuando te levantes a la mañana siguiente yo ya no voy a estar ahí.

martes, 25 de enero de 2011

Que dificil es ser feliz

Sube las escaleras rápidamente con la oscura capucha puesta. ¿Para qué esperar el ascensor? Entra en casa y va directo al baño, enciende la luz con miedo a lo que pueda encontrar. Poco a poco va subiendo la mirada hasta ver su rostro completo en el espejo. Tiene el labio partido y no para de sangrarle, se echa agua y se tira en su cama, se pone la capucha y empieza a recordar. Comienza a ver vagas imágenes en su mente, la ve a ella, con aquella sonrisa de caramelo que había sido capaz de enamorarle. Siente un escalofrió. Ella no iba sola. Se da la vuelta en la cama y nota como le caen pequeñas lágrimas. Es uno de esos momentos en los que te sientes incapaz de aguantar las miradas curiosas del mundo. Entre pensamientos, y recuerdos de épocas mejores cae rendido. A la mañana siguiente, no es capaz de salir de aquellas cuatro paredes y enfrentarse al mundo y menos a su madre que espera impaciente con el zumo de naranja y las tostadas recién hechas. Sale de la cama y coge su móvil, apagado, de encima de la mesa. Lo enciende, pone el código y no tarda mucho en comenzar a vibrar, un mensaje. EL mensaje, ¿Cuántas veces soñó con ver ese nombre de cinco letras parpadear en aquella vieja pantalla? El interés puede con él en los escasos segundos que tarda en abrirse y puede leer difícilmente estas palabras: Ya me has hecho mucho daño, desaparece por favor.

miércoles, 19 de enero de 2011

Es tu momento

Es la hora de cometer errores, de no saber nunca a donde vas, de conocer a un chico, de enamorarte de su mejor amigo, de reír hasta altas horas de la madrugada, de beber, de soñar, de gritar, de llorar. Es hora de salir de fiesta, de llevar vestidos muy cortos y tacones muy altos, es tu momento, por un segundo deja de pensar en el futuro que está por llegar, piensa en enamorarte perdidamente, en cantar canciones sin saberte la letra, en pasar horas hablando por teléfono, en bailar una y otra vez los acordes de esa canción. Sueña con que todos los días es tu cumpleaños, todos los días puedes pedir un deseo y además, ¡tomarte un trocito de tu tarta preferida! No te olvides de llorar cuando las cosas vayan mal, y de descubrir el sabor de todas las golosinas de tu tienda favorita. Es el momento de saltar de cama en cama, de taparte hasta muy arriba con las sabanas de colores, de acostarte muy tarde y de no levantarte en tu cama, de correr cuando hace frio, de no mirar nunca el reloj, de viajar, del sol cuando es verano, de la velocidad, y por supuesto de cruzar los limites.

miércoles, 12 de enero de 2011

singing in the rain


Llega muy tarde, es de noche esta lloviendo y desde las oscuras ventanitas de las casas se la puede ver a ella corriendo calle arriba para poder sortear alguna que otra gota que a su parecer no le corresponde.Ve a lo lejos unas luces y ya no sabe si por frío o por curiosidad continúa corriendo. Alguien que va dentro del coche la ha reconocido y va frenando poquito a poco hasta pararse al lado de ella que, ha dejado de correr para responder a la pregunta de algun conductor perdido por la zona.Se baja la ventanilla y una voz que le resulta muy familiar le dice que suba. Ella sin rechistar sube al coche, le da dos besos y sonrie, sonrie amablemente por fuera, pero su corazón en ese instante posee la mayor sonrisa que se puede deseear. Balbucea una direccion rápida y entre tonterias y sueños por cumplir se ve despidiendose, se baja del coche y corre hacia el portal pero sin olvidarse de girarse en el momento justo. El, la esta mirando, mira sus piernas, su espalda y como le cae el pelo largo medio mojado, su cadera y lo bien que le queda el vestido negro y no puede evitar sonreir, porque en ese momento acaba de conocer la perfección.

lunes, 3 de enero de 2011

Un día de vacaciones.

Es un día como otro cualquiera o eso cree cuando le despierta la voz de su madre por el pasillo. Se sienta en el borde de la cama y enciende la radio, la canción que suena la acaba de despertar. Se pone en pie, dirigiendose a la ventana y abre las cortinas, parece un típico día de vacaciones, un trinta de diciembre, nublado y frio. Se pone una sudadera encima del pijama, se recoge el pelo en una larga coleta y baja las escaleras dando saltos. Todos estaban ya en la cocina: unas tostadas por aquí, bizcocho por allí, mermelada de frambuesa, zumo de naranja o chocolate caliente. Ella saluda a sus padres con un beso en la mejilla, y aprovecha que su hermana se da la vuelta para coger la tostada que se acababa de preparar. Y así sale corriendo otra vez por las escaleras mientras la oye quejarse por perder su desayuno y unas risas de fondo. Una vez en su habitación muerde una esquina de la tostada y se dirige a la ducha.

Un poco más tarde ya está, lista y tan guapa como siempre. Lleva unos vaqueros ajustados, unas botas altas y su cazadora favorita. El pelo suelto, como siempre, le llega casi hasta la cintura y en la mano, lleva su bolso y una bufanda. Se despide de todos desde la puerta de casa y sale por el jardin, nota el frío y tira de la cremallera de la cazadora. Se sube en su coche nuevo y se dirige a la ciudad. Ella, alegre como siempre, tararea las canciones que suenan en la radio mientras va por la carretera. Pero derrepente lo ve en su enorme todoterreno. Se incorporaba a la carretera por el carril en el que ella iba. Ya no canta, casi se olvida hasta de seguir apretando el acelerador. No lo puede creer. Él ha vuelto, está justo detrás suyo. Lo puede ver bien a través del retrovisor, se había rapado el pelo, llevaba un jersey oscuro y las gafas de sol que ella le ayudó a elegir las Navidades pasadas. Y él sin darse cuenta de nada aprieta el acelerador y decide adelantar ese pequeño coche que le impide llegar a tiempo. Y la adelanta mientras se pasa la mano por el pelo, aunque está demasiado corto para que se note el efecto de sus dedos. Sigue acelerando aquel coche y dejándola atrás. Ella sigue sin dar crédito. Y es apartir de ese momento que se da cuenta que ya no será un día como otro cualquiera.