mr.snake

Fue encontrado en nuestra mágica habitación de la ciudad eterna, junto a un par de rosas secas, un viejo diario que contaba la siguiente historia: "Una inocente doncella, enamorada del príncipe al que servía, harta de satisfacer todos sus deseos y necesidades, tomó la difícil decisión de no volver a arrastrarse por ningún otro príncipe que no se ganara su amor, sus sonrisas y sus palabras bonitas."

lunes, 16 de abril de 2012

Pride.

Y es que hay veces que lo mejor es tragarte todo tu orgullo, rápido, sin masticar para que no se haga bola, como un buen chupito de tequila. Y es que hay veces que es lo mejor, porque si te empeñas en participar en una estúpida competición de a ver quién hace mas daño
a quién corres el riesgo de no acabar nunca, de entrar en un puto bucle sin ni siquiera saber como. Así que sí, una vez más, he inspirado profundamente, he dado el último sorbo a mi copa, he agachado la cabeza y he dado el primer paso. Si, y digo una vez más porque los dos somos orgullosos, pero ambos sabemos quién más que el otro, y te he dado tiempo, te he dado tiempo para explicarte pero como por ti no sale, no merece la pena seguir esperando.

jueves, 12 de abril de 2012

buenos dias bebé

Hoy me he levantado, y por un momento he pensado que seguías aquí, que todavía tenias el lado izquierdo de mi cama y el lado derecho de mi corazón. Por una milésima de segundo he vuelto a cerrar los ojos y me han inundado las sabanas de recuerdos. Veía tus vaqueros en la silla del escritorio, tus zapatillas al lado de la puerta, tu cartera sobre la mesilla de noche (que ahora ni tengo, para no pensar que al que no tengo es a ti) y tu camiseta… no, tu camiseta no estaba. Tiro la almohada al suelo, pero aun así tus recuerdos no desaparecen, te noto moverte en tu lado de la cama, y yo inconsciente me giro para mirarte. Adoro tus labios cuando duermen, y sobre todo tu leve sonrisa cuando te das cuenta de que estoy despierta y tengo ganas de jugar. Finges que sigues dormido, te das la vuelta otra vez, y yo, te empiezo a hacer cosquillas por tu espalda desnuda pensando, ¿Qué demonios habremos hecho con tu camiseta? Y te empiezas a reír a carcajadas, y yo noto el enamoramiento en mis pulmones y me entran ganas hasta de llorar de felicidad. Te giras otra vez y me dices con un leve susurro que si prefiero desayunar zumo de piña o de melocotón y yo inocente te respondo que solo quiero desayunarte a ti y a mis dudas. Joder, para ya. Salgo de la cama, fingiendo que te he olvidado, abro el armario y me veo reflejada en el espejo. Cara de sueño, pelo ondulado y tu camiseta puesta.