Bienvenida al infierno me solías decir mientras acariciabas con tu orgullo mis rosadas mejillas, bienvenida al infierno. Bienvenida al... Bien... tus palabras se iban convirtiendo en un eco en mi cabeza, se me mezclaban con tu olor a tequila barato y jachis recién importado. Y de repente solo yo parecía tu preocupación, solo yo parecía tu droga, ahora era yo a la que mezclabas con hielos y coca-cola, aunque decidimos cambiar el hielo por colchones y la soda por condones. Y si, conocí el infierno, una docena de veces, igual alguna más que mi mente saturada de pasión con alcohol no puede recordar, y es que, en el infierno hace calor, el tequila es muy malo y el jachis muy caro.
