Te escribo como despedida, como tendría que haber hecho hace
ya algún tiempo. Te escribo tal y como se, con puntos y comas, con sentimientos
y angustias, con odios y te quieros. Te escribo porque es de noche, y porque
aunque no lo quiera reconocer te necesito a mi lado. Te escribo a ti, o a tu
recuerdo ya ni lo sé. Te escribo porque te odio, o te odio y por eso te
escribo, y sigo escribiendo mientras el sol se pelea con la luna para ver si
sale ya. Te escribo aunque me gustaría estar en tu cuarto, repleto de feromonas
y testosterona, tirada en el horizonte que forma tu cama contigo. Te escribo
mientras recuerdo el pánico que me daba caer de tu cama a mi vida. Y tacho el
te quiero que jamás te dije y sigo escribiendo sandeces y reproches que no me
callo por miedo a que me encuentren una noche y me hagan llorar. Te escribo sin
pensar en tu sonrisa ni en donde coloco las comas, y mientras tanto en el
vértice de la capital ya es de día y ya solo me queda decir que te escribo mientras en tu cuarto otra revuelve
tus sábanas y decora el lado de la cama donde yo te solía escribir.
Es necesario escribir estas cosas también.
ResponderEliminarEs un texto precioso.