mr.snake

Fue encontrado en nuestra mágica habitación de la ciudad eterna, junto a un par de rosas secas, un viejo diario que contaba la siguiente historia: "Una inocente doncella, enamorada del príncipe al que servía, harta de satisfacer todos sus deseos y necesidades, tomó la difícil decisión de no volver a arrastrarse por ningún otro príncipe que no se ganara su amor, sus sonrisas y sus palabras bonitas."

martes, 27 de abril de 2010

Viejos cuentos.


Desde muy pequeñas nos han llenado de pájaros la cabeza contándonos historias maravillosas de príncipes, princesas y finales felices. Sueños escritos por algún mayor que no los pudo cumplir.
A todas las niñas les encanta jugar a ser princesas, pero, ahora que dejamos de ser tan niñas, nos damos cuenta de que esto ha cambiado, ya no es como aquel juego. Eran sólo fantasías inocentes para hacernos soñar. No hay ni príncipes ni princesas, sólo estamos y YO, y no creo ni que formemos un NOSOTROS. Pero me niego a pensar que todos estos cuentos se reduzcan a eso, fantasías mas o menos inocentes. Algo tienen que tener de verdad. Algo que podamos conservar de esos cuentos de hadas, por lo menos el “fueron felices y comieron perdices”.

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